Querido Productor
de los proyectos
En la sombra tus ojos;
y, El barco inmóvil de mis sueños:
No te descorazones con este proyecto,
todo tiene solución y nada es tan definitivo. Aunque eres bastante decente para
desertar, noto que poco a poco vas perdiendo ánimo a causa de los
inconvenientes ocasionados por terceros y esto sí que me preocupa, porque es tanto
como si yo mismo comenzara a desilusionarme. Hay gente que forma parte de los
proyectos, que formará parte de los proyectos y otros tantos que se relacionan
indirectamente con estos, a quienes no les podemos menospreciar su confianza;
esa actitud no es propia de un artista, ni de un hombre. No es ético. Por el
contrario, toda esta circunstancia requiere de valor, de actitud positiva (no
ingenua ni optimista) y asertividad; como la vida misma, requerimos de
encontrar soluciones a cualquier inconveniente, formas, modos y herramientas
que sumen y sirvan para avanzar, nunca para restar o eliminar. El pretexto de
los malos actores es que “ya no tienen tiempo, energía o interés” en un
proyecto que habían decidido realizar, aun cuando la parte difícil del proceso
no había comenzado; indolentes al tiempo, energía e interés de los demás,
simplemente desertan y sin bien por una parte es mejor siempre alejarse de
aquello que resta, esto no modifica las características negativas una deserción.
Es verdad que Lorena renunció como
Saúl y Mónica, pero actores o gente dispuesta a actuar hay a montones y esto
forma parte de los procesos a través de los cuales se construye la confianza y
se construye un equipo de trabajo. Quizá muchos no lo vivieron porque tuvieron
la fortuna o el buen tino de amarrarse desde que eran estudiantes y esto se
puede ver con muchos trabajos en los que no hay teatro, pero sí voluntad de
seguir haciendo juntos.
También es verdad que todo lo
anterior es un problema y retrasa lo planeado, pero como se dijo antes, toda
obra de arte es en realidad un proceso que va teniendo parámetros como
presentaciones "work in progress" o temporadas, pero no tiene límites
ni puntos límites en lo que respecta al proceso y de allí, quien no soporta ni
siquiera el planteamiento de un proyecto está destinado al fracaso, está destinado
a pasar de una propuesta mediocre a otra, de un trabajo completamente
intrascendente a otro, cosa que sucede hasta en el teatro que podríamos
denominar “Profesional e Internacional”. Nadie va a recordar Beauty Free Helena o Autorretrato en sepia, excepto por el
desperdicio de recursos, sin embargo El
lado B de la materia a mi parecer es trascendente, aun con todas las
acusaciones de plagio que ha pesado siempre sobre A. Villarreal, pero así somos
los mexicanos el “plagio” no nos importa hasta que está bien hecho, tanto que
deja de ser un “plagio” y deviene en discurso personal. De aquí que quien está,
está en referencia al (los) creador(es) de una propuesta escénica. Pero si tú
consideras que a causa de aquello que es anexo al proyecto y que en este
momento se agazapa en su cobardía, por eso no vamos a ningún lado, entonces le
estás restando relevancia al planteamiento del proyecto; y si algo sé, es que
la desesperación propiciada por una urgencia de inmediatez, no es un acto
creativo.
Quizá parezca equivocado en este
mundo nuestro en que se procura la sobre producción de objetos de mercado, la saturación
de desechables, pero ninguna obra maestra ha estado exenta de los problemas que
ahora nos aquejan, ni ha sido manufacturada con premura o basándose en los
lineamientos del sistema en curso. Y aquí vuelvo de nuevo a Villarreal y me
refiero a esa plática que les dió en el curso de Laboratorio donde decía que lo importante es buscar gente que
confíe en ti, en la que tú confíes, con quien se pueda trabajar
independientemente de las circunstancias, porque saben que está construyendo
ese “algo” que es en sí una poética. Quien se va, quien no está, quien claudica
como hacen todos los desertores, nunca estuvo en realidad; pero estos
desertores no determinan las posibilidades de un proyecto, los alcances del
mismo o la verdad de una búsqueda y en ese sentido, los desertores son un
problema no un foco rojo. El compromiso existe y el proyecto se mantiene
mientras quienes construimos el proyecto sigamos con claridad en la ruta de
este quehacer creativo. Pero como también es claro, nada los ata al proyecto y
por muy inmoral y poco ético que me parezca, el mundo les ofrece una infinidad
de “pretextos” y argumentos morales, burocráticos, económicos, etc., para decir
finalmente que desertan porque no vamos a ningún lado, como si el mundo
ofreciera un lugar al cual ir, como si no fuéramos nosotros mismos quienes
hacemos ese lugar al cual ir y como si “no ir a ninguna lado” no fuera
responsabilidad de nadie más que nuestra.
El mundo olvida pronto y está en
constante cambio, si ahora nos vamos y no volvemos, en seis meses nadie nos
recordará, por lo que ninguna puerta se cierra del todo. Y además, un proyecto
interesante, que tiene algo que decir, encontrará siempre una puerta abierta:
la adecuada.
Considero que los procesos amateurs o semi-profesionales,
que parece ser todos los del teatro marginal, es decir, aquellos que llenan de
butacas vacías los pequeños foros en La Ciudad de México, tienen un proceso de construcción
del “montaje” muy caótico, poco serio, sin compromiso ni responsabilidad en
donde el director y el equipo creativo se da por bien servido de llegar a las
ocho o dieciséis funciones que siempre van a menos, mismas que no tienen
ninguna significatividad para nadie; y esto hace pensar que no se puede
comprometer a un espacio, una institución o foro par a abrir los espacios a un
proceso digno y real; y así, el arte va siendo determinado por la burocracia. “Hacer
teatro” no es moverse sobre la escena, no es memorizar y decir un diálogo, no
es cambiar luces ni recibir aplausos de los cuatro o cinco asistentes, no es
invitar a los mismos amigos y a la familia a cierres y aperturas para que nos
vitoreen. Hacer teatro “es-algo-más” que se encuentra sólo y únicamente en el
proceso y para eso se requiere de un espacio digno. Así es como se hace el
teatro profesional en México y en el mundo, es esto lo que le da su calidad de “Profesional”.
Es únicamente en el proceso donde se encentra la Verdad Escénica.
Me pregunto cómo alguien puede tener
siquiera el 50% de un espectáculo sin pisar un espacio de ensayos, sin contar
con los elementos necesarios para funcionar dramáticamente sobre el escenario,
trabajando con la mendicidad de las aulas universitarias sin ser un recurso más
bien un “ni modo”. Todo objeto artístico requiere de un espacio propicio de trabajo
y esto define la diferencia entre una obra de arte y una artesanía. Y es por
esto que aun cuando el proceso se alargue, no se pierde; y es por eso que aun
cuando el proceso se retrase no es interminable. Y de allí la imperiosa
necesidad de encontrar un equipo de trabajo basado en la confianza.
Asimismo, me ha sorprendido de la
poca confianza y el poco compromiso de nuestros actores desertores a quienes
les he visto cualidades pero nunca un trabajo digno. Podrías pensar que es a
causa de las inconsistencias técnicas en el inicio de este proceso, pero sería
injusto para con nosotros, para el trabajo que hemos realizado especialmente
cuando en principio dichos inconvenientes no fueron culpa nuestra y sobre todo
cuando se buscó siempre proporcionar una adecuado ambiente de trabajo, cosa que
me parece fundamental para elaborar un buen proyecto, como he dicho antes. Ser
profesional comienza con la prefiguración de la idea, con los medios y los
mecanismos para alcanzar un objetivo. Ensayar en el parque dela esquina y
presentarse únicamente para decir que algo se presentó, es una actitud
poquitera y mezquina. La ciudad está saturada de propuestas mediocres, mal
hechas, sin imaginación, maquiladas por esclavos del arte quienes no tienen
nada qué ver con lo realizado porque lo realizado se sustenta -la mayoría de
los casos- en banales expectativas de éxito comercial (aun cuando hablamos de
alta cultura) o pedantes pretensiones artísticas de quien sustenta el tráfico
de influencias, que para todos los casos se trata de un director de moda en
ciertos círculos.
Siendo así, la viabilidad y factibilidad
de estos proyectos no es mayor ni menor que la de cualquier proyecto que
comienza y lo mismo sucede con las dificultades que hemos tenido. Con todo, me
parece que tenemos más posibilidad de soluciones que obstáculos, pero se
requiere de una apuesta de Fe. Sin embargo, estoy consciente de que toda mi vida
he tenido que luchar frente a la “meritocracia”, frente a la desconfianza
infundada y el abandono, pero esto no puede ser sino síntoma de un medio que
teme perder su mina de oro y me refiero en este caso, en todos los niveles y en
toda la historia. Personajes desde Aristófanes hasta Bukowski, por ejemplo, han
pasado por lo mismo:
…aprender a
ganar es difícil, / cualquier idiota puede ser un buen perdedor… / y si tienes
capacidad de amar / ámate a ti mismo primero / pero siempre sé consciente de la
posibilidad de / la total derrota / ya sea por buenas o malas razones… / y como
las araña sé / paciente, / el tiempo es la cruz de todos. / más el exilio / la
derrota / la traición / toda esa basura. / agarra una buena máquina de escribir
/ y mientras los pasos van y vienen / más allá de tu ventana / dale duro a esa
cosa / dale duro. / y recuerda a los perros viejos, / que pelearon tan bien: /Hemingway,
Celine, Dostoievsky, Hamsun. / si crees que no se volvieron locos en
habitaciones minúsculas / como te está pasando a ti ahora, /sin mujeres / sin
comida / sin esperanza... / entonces no estás listo / toma más cerveza. /hay
tiempo./ y si no hay /está bien /igual.
Así que, mi estimado Productor, he tenido
un presentimiento contigo desde el principio y entiendo tu carga de trabajo, el
temor de que tu nombre como productor quede en malos términos frene a los colmillos
de las instituciones, tú desesperación por la marejada de tiempo que viene
encima y se va y no vuelve, pero no existe otra solución más definitiva que
HACER y lo que se tenga que hacer se hará con quien se tenga que hacer, con
quien nos brinde esa confianza y esa labor artística sólo encontrada en el trabajo
constante. Toda confianza es siempre bien retribuida. Pero lo que considero más
importantes es que, a pesar de las dificultades, una vez presentado este
proyecto habremos encontrado un equipo de trabajo y una metodología de trabajo
y así, lo demás vendrá por añadidura.
Publico esta respuesta con la
esperanza de que los desertores lean el contenido, de que cualquiera lea el
contenido y replantee su perspectiva respecto de sus procesos creativos; para
dejar en claro que no se trata de lo que acontece en este proyecto sino de la
acción personal en todos los casos.
Aquellos que formemos parte de este
proyecto y que a la postre habremos de convertirnos en este proyecto tendremos
una conciencia moral, ética y creativa libre y plena. Lo que no podemos, de
ninguna manera hacer, es dejarnos permear por el desequilibrio propiciado por
aquellos que se le van escondiendo a las vicisitudes de la vida, pues como
diría el buen W. Shakespeare “El destino es
el que baraja las cartas, pero nosotros somos los que jugamos.
A T E N T A M E N T E
Tlalpan, Ciudad de México, octubre de 2014
Antonio Mejía