Los procesos creativos realizados a sudor y
sangre, realizados desde la necedad de un sueño, desde el fin primitivo,
ulterior y primigenio de compartir, quedan de lado frente a la imperiosa
necesidad del dinero; y no que el teatro deje de ser negocio, pero los fines de
lucro de las burocracias del arte y las ideologías anacrónicas de los
supresores del sentido, crean un público torpe y descontextualizado que a su
vez crea manadas de artistoides con
propuestas torpes, limitadas y sin contexto en el sentido teatral pero sobre
todo en el sentido vital de lo que supondríamos es un expresión creativa
significativa.
Sin embargo, el sábado pasado, siendo una noche
cálida pero cerrada, una estrella hizo su aparición para levantarme de la
resaca y del abismo de esta época llena de racionalismos pedantes y
sensibleros, donde la inmediatez, la saturación y el ejercicio de la banalidad
más mediocre determinan la manera en que nos relacionamos con el todo,
especialmente con las expresiones artísticas.
La estrella de la que hablo es Anna,
el unipersonal de Tania Y. Mayrén que Aguamala
Teatro presenta a las 8:00 pm, los sábados desde el 14 de marzo y hasta el
4 de abril en el Foro El incidente.
Este trabajo que se ha presentado en varios países de Latinoamérica es un claro
ejemplo de una construcción teatral que se propone desde la esencia del drama
(la acción) y se realiza en la composición de un espacio escénico, el cual se
amplifica hasta lo universal y se contrae hasta lo íntimo; que aparece y
desaparece y asimismo trae a consecuencia varias referencias históricas sin
caer en el lugar común de la concientización social ni los moralismos del
adoctrinamiento, muy de moda en la Ciudad de México. Anna juega con la convenciones teatrales, con el desgaste de
ciertos recursos que aquí se ven revitalizados en su bien delimitada y
justificada utilización; juega con las particularidades de la representación a
través de desarrollo actoral de Tania Y. Mayrén quien en este caso es también
la directora.
En Anna
el éxtasis el tiempo (el punto donde confluyen presente-pasado-futuro) del cual
se sirve el arte teatral, se refleja en los momentos escénicos no como líneas
del drama sino como acontecimientos propiciados por la directora-actriz. Anna recurre al juego Beckettiano de Esperando a Godot pero desde una
perspectiva actualizada donde el personaje se niega a la desesperanza propia del
tedioso existencialismo y en cambio propone que si existe una esperanza en la
búsqueda, es la búsqueda misma a pesar de lo fatal y nefasto de la condición
humana dentro del mundo del tiempo. Este personaje femenino, que es todos los
personajes, que conforma todo el universo -a excepción de aquel en quien su
búsqueda tendría una realización-, es también todos los tiempos y cada espacio
que habita en el recorrido de su narrativa personal. El precario equilibrio que
sostiene a Anna se relaciona innegablemente con una contemporaneidad donde -como
diría Chuck Palahniuk-, nuestra gran depresión es nuestra vida, donde lo único
importante es sostenerse de pie…
Aunque sólo quedan dos fechas, la Compañía AguamalaTeatro seguirá presentándose con Anna y su otro proyecto Sueños Artificiales que es también un gran trabajo. Habría que estar pendientes de sus fechas para no perdérselas, abajo dejo la información: