jueves, 31 de marzo de 2016

CUATRO CONSIDERACIONES DE LA ILUSIÓN, GLORIA ARELLANO, Ed. TEXERE.


La querida Gloria Mayón es una bella mujer inteligente, llena de creatividad y gracia, cuyo talento se le rebela a su discreción. Hace unos años, tuvo la voluntad de hacer algo que hoy en día casi nunca se ve: poner su vocación y creatividad al servicio desinteresado de la amistad y el respeto; y lo tituló: Cuatro consideraciones de la ilusión. Su ingenio la llevó a romper la frialdad de la papelería burocrática y extraer de allí los vericuetos de la amplia trayectoria profesional del Mtro. Lech Hellwig-Górzynski, asimismo de sus dimensiones como ser creativo, como partero de artistas y como hombre (él que luchó siempre contra la alienación de los burócratas; y por la libertad creativa, no podría estar más contento). 


"Cuatro consideraciones de la ilusión" nos conduce a un viaje a través de la psique de cuatro perfiles teatreros que coinciden con las especialidades del CLDyT y donde también se pueden percibir las tensiones y distensiones propias, tanto de la personalidad del Mtro. Lech como de la autora. 

Nos encontramos aquí frente al archivo de las gestiones del Mtro. Lech como Coordinador del CLDyT, y frente a un relato de ficción que al mismo tiempo es un psicoanálisis del artista teatral, de todo aquello que sin ser necesariamente escénico, también es Teatro.
En aquellos días de manuscrito y borrador, Lech daría su visto bueno al texto y promovería su publicación, misma que ahora se materializa gracias a la valiosa y cuantiosa ayuda de Malgorzata Hs, Mónica Correa y los amigos de Editorial Texere. 

Estoy seguro que el Mtro. Lech estaría alegre y orgulloso de este nuevo logro en la carrera de Gloria.

Enhorabuena y muchas Felicidades!!!!!!!!!!!!!!!!!!!




P. D. Cómo soy un ser prosaico mancharé -a título personal- esta felicitación con mis vizantinas rebeldías, preguntándome ¿Por qué el Colegio de Literatura Dramática y Teatro de la UNAM, que se ha convertido en promotor y difusión de todo "cierto" tipo de teatro y teatreros, no promueve, difunde y presenta este libro, de esta egresada, cuyo origen pertenece al periodo de este Maestro como Coordinador?
Acá una nota al respecto. La Jornada, Zacatecas:

Presentación del libro de Gloria Arellano:

viernes, 18 de marzo de 2016

REFLEXIONES INTRASCENDENTES: los teatreros en la Ciudad de México son OGTs


1.-El CLDyT de la UNAM, fue llamado anacrónico, rebasado por las vanguardias, las tendencias y el tiempo. "Formador de profesores" decían despectivamente. Sin embargo allí, como en ningún otro lado, se hacía conciencia de la relación que existe entre la construcción dramática y la construcción escénica. Otra de sus grandes virtudes, era que se había mantenido en resistencia frente a las mafias y las cofradías del medio que homogeneizan las escuelas y normalizan la mediocridad. La nueva administración abrió las puertas de par en par a los supresores del sentido y ahora se rellenó la plantilla de profesores con los que antes fueran estudiantes mediocres pero muy a la moda con eso de eliminar la Literatura Dramática y luego el Teatro; los mismos que amargamente se quejaban del Colegio por ser un "criadero" de profesores e investigadores. Del mismo modo entraron los dramaturgos y directores mediocres del teatro-no-teatro pero que están muy bien relacionados, y como todo en este país, lo único que se consideró fue el escalafón que los dueños de los espacios organizan arbitrariamente. Asimismo, los espacios y herramientas designados para que los estudiantes experimentaran (con todas las carencias del caso) ahora son ocupados por ellos, con toda pompa e impunidad; últimamente por ejemplo, por un tal Sixto Castro Santillán que sólo con escucharlo 5 minutos, si no se tiene retraso mental, uno puede darse cuenta de la acumulación de pendejadas que es este personajito de la escena contempo-posmo-post o como yo les llamo los OGTs (Orgullosa Gente de Teatro)

2.- "Teatro independiente" se ha convertido en sinónimo de "marginal" y esto no sería problema si las compañías, los creadores y el público generaran nuevas formas de acercamiento. La situación consiste en que los creadores de teatro, desde los más amateurs pasando por los estudiantes hasta los personajes de prestigio, repiten y reproducen la dinámica institucional que tiene por función determinar un comportamiento y normalizarlo para desviar las miradas del eje o esencia de un acontecimiento artístico y conducirlo todo hacia un arte burócrata para generar artistas burócratas que se sumen a la línea o discurso oficial. Hasta allí es predecible, el problema es que los foros "independientes" y las instituciones educativas se apropian y reproducen una y otra vez esa dinámica, donde las compañías independientes que están generando un discurso fuera de los estándares de la moda, una poética propia, que no hacen arte de panfleto, se encuentran de principio marginados e imposibilitados para competir cuando se ponderan las especulaciones del mercado y la falsa y limitada comprensión de conceptos como modernidad, posmodernidad, contemporaneidad.


3.- En el medio escénico mexicano, los estudiosos y eruditos, buscan nuevas formas que rompan con las viejas formas y esto me parece una actitud adolescente, de quien hace lo contrario de lo que papá haría. Esta situación no ha podido ser superada desde hace décadas. Se expanden las escenas, se hacen transversales o documentales y antropológicas. Se elimina el inmueble, la literatura, la dramaturgia, las unidades aristotélicas, el realismo y el idealismo, se elimina la acción y por ende el teatro; se hace otra cosa, se piensa en otras cosas (claro, financiados por las becas del estado a través de una institución cualquiera) y se justifica eruditamente citando a Foucault, a Deleuze, a Sartre, a Hans Thies Lehmann y toda la bibliografía que quieras, sin embargo, detrás de toda esta parafernalia, la dinámica es la misma que la del discurso del Estado porque a final de cuentas no se exploran -ni se permite hacerlo- nuevas formas de generar acontecimientos escénicos que modifiquen las relaciones de poder.


4.- Veo a los poetas independientes y progresistas de la Ciudad que se disfrazan y hacen lecturas en pulquerías o sobre rings o en lugares extraños y decadentes como cantinas y piqueras o en el Centro Cultural España y siempre están apoyando todo lo que huela a "contracultura" y yo soy muy provinciano, pienso que a la poesía de verdad no le hace falta tanta parafernalia.


5.- Todos aman a Margules. Todos amaron todos sus espectáculos. Todos adoran su dinámica de trabajo. Pero nadie quiere pensar las obras más de un día y nadie quiere trabajar-ensayar ni siquiera durante un año y todos esperamos vivir del teatro cuando en principio sería únicamente una consecuencia de nuestra reafirmación personal frente al mundo.


6.- Hace varios meses, en el Centro Cultural Universitario, acudí a la peor obra que he visto desde hace mucho. Era la versión más pitera y pendeja de Antígona. Autor y director David Gaitán al que deberían colgar en sesión pública por imbécil. No bastándoles con el rotundo fracaso de aquella vez y como si algo le debieran, la han repuesto ¿qué sigue, otra con Pedro de Tavira? se dice "hagamos público" pero en las letras pequeñas se trata de hacer ignorante al público. Es la misma situación que Televisa con las telenovelas. La línea entre nuestra farándula televisiva y nuestra "intelectualidá" es cada vez menos distinguible :( claro, no habría problema si ambos fueran talentosos. No cabe duda que formar parte de las cofradías puede liberarnos de cualquier responsabilidad respecto a la mediocridad, al fracaso, a la falta de ética y vergüenza profesional.

viernes, 11 de marzo de 2016

Néstor López Aldeco

Hice mi cambio de carrera en 2006 y durante los procedimientos todavía era Coordinador un polaco extravagante de cabello largo, gris, sombrero y bastón, que se paseaba por los pasillos de la Facultad a paso rápido y con postura perfecta (yo no podía saber entonces que se convertiría en mi mentor, mi jefe y mi amigo). Cuando por fin ingresé, estaba muy emocionado. Tenía buenos compañeros y esa generación tuvo buenos profesores que nos enseñaron de respeto, amor y sacrificio hacia el teatro; de perversidad y perspicacia, de disciplina, pero también de la jocosidad y chacota que forman parte del hacedor de teatro. 

Eran profesores que además de creadores y de haber vivido todas las épocas del teatro en México y de no chuparse el dedo (como sí hacen muchos "creadorsitos" quienes ahora dominan los espacios y que llegado su momento marginaron impunemente a sus predecesores), además tenían ese algo más de vanidad, de artilugio e histrionismo; ahora los teatreros, especialmente los profesores son muy desangelados, excesivamente fodongos, parecen antropólogos haciendo teatro. Entre ellos recuerdo a Lech, por supuesto, al Profesor Rosas (a pesar de todo), a Fernando Martínez Monroy, a la Mtra. Yolanda Bache, a la querídisima Yoali, a la Mtra. Reyna y especialmente al Maestro Néstor López Aldeco, un personaje combinado de pies a cabeza, desde los calcetines hasta la joyería que usaba, un tipo más allá del bien y del mal como rezan los cánones, cuya profunda voz era capaz de transportarnos a las intimidades escénicas de la Grecia antigua tanto como a los chismes de la farándula mexicana de la primera mitad del siglo XX. 

Pero más allá de su calidad como profesor, de su conocimiento y su probada esencia teatrera, de sus bromas pesadas y carácter sicalíptico, profesores como él compartían algo más, algo de candidez, de transgresión y trascendencia, algo de sabiduría y, también compartieron el desprecio que las nuevas administraciones y las nuevas generaciones les hicieron en la frenética búsqueda del éxito, del reconocimiento mediático, de la explotación del ego, a través de profesores “en activo” que prometían reflectores y parafernalia, y carnavales contraculturales en las más novedosas vanguardias.

Ayer me enteré del fallecimiento del maestro Nestor y pensé que sobre las débiles piernas de nuestra generación X, queda sostenido ese mundo que también fue el nuestro y que quizá debamos, renovando los arquetipos, continuar con esa feliz destrucción a la que tanto le temen los discípulos de los detentores del medio teatral mexicano. Con ese amor fati de a quien le va la vida en el arte, porque como artistas "La vida de esos hombres constituye en cierta manera una feliz destrucciojn de sí mismos, una destrucción apacible y flemática, pero en el fondo espantosa…."*
*(Yukio Mishima)