jueves, 19 de noviembre de 2015

REFLEXIONES DE LA 36 MNT (parte uno)

1.- Hasta ahora, de las reflexiones que he escuchado (llevo tres videos apenas) , algunas participaciones me han parecido interesantes y relevantes; la de la querida Eréndira Córdoba con Campos de Ruinas; y la de Gabriela Lac (disculpas si su apellido no está bien escrito, pero como la emisión de los videos está muy descuidado, pues...); la del chico de Reap Films y un poco la del chico de Teatro en el incendio
2.- Veo gente que con una mano desprecia totalmente al Estado y con la otra recibe su dinero.
3.- Creo que la novedad radica en el redescubrimiento personal del mundo no respecto a las formas de atacarlo. Una guitarra puede atacarse con cualquier objeto vibrante, una botella de vidrio vacía, un arco de violín y aunque esto es un recurso que le da cierta particularidad, la novedad, la autenticidad, la originalidad no se encuentra precisamente en ello; y, finalmente, las particularidades del instrumento y de la notación musical son inherentes e inevitables. Así, veo en los participantes y en las participaciones de la MNT una desesperada necesidad de innovar, de "expandir" pero a través de las formas materiales y superfluas y no de la reflexión de la realidad del mundo. Hay una insistencia en desaparecer la figura del director único, del dramaturgo y del texto, para ser distintos y renovados y para ello, hacen "poesía" en sus intervenciones. Si no lo creen, escuchen a Edgar Chías.
3.- El teatro mexicano (y me refiero a esos que están en la MNT, ellos son el medio culto del teatro mexicano) pretende reconstruirse, redefinirse y superarse a sí mismo pero a través del deseo de alcanzar al mundo y pienso que no lo logra por a) se hace desde y con una mentalidad paternalista, centralista y decimonónica de la que tanto se quejan; b) por ende se hace desde las instituciones, desde la burocracia, desde la necesidad de éxito a través de los temas y los modos de moda; c) se pretende hacer sin modificar la mezquindad del medio; y, d) no hay evento catártico, que convulsione los horizontes y obligue a pensarlo todo de otra forma, incluyendo el arte, como sucedió en Sudamérica con las dictaduras o en Alemania con la Filosofía.
4.- Muchos de los participantes parece que no saben o pueden explicar su trabajo y varios para negar las formas viejas y/o tradicionales banalizan el discurso a través de un montón de frases cliché. Esto deja entrever que los criterios para determinar y evaluar a los participantes no es tan distinta a pesar de las buenas intenciones.
5.- Hacer mucho teatro no implica hacerlo bien
6.- Yo me pregunto si el teatro de OCESA o de inversión netamente privada no es también nacional. Considero que sería interesante conocer sus formas de articularse.
7.- La dura realidad del arte, del teatro, de los medios de producción, de los cacicazgos en foros, instituciones y relaciones del medio, de las políticas culturales en general en México, hasta ahora no lo he visto planteado sobre la mesa; considero que eso es lo que interesa.
8.- Parece que hay un terror exacerbado por comprometerse con una opinión propia acerca de la realidad del mundo, pero al mismo tiempo una manía de tirar moralejas.

EL CRÍTICO NO ES UN ESPECTADOR QUE ESCRIBE

Leí la nota En defensa del espectador que escribe de  en Teatro mexicano.com.mx (http://teatromexicano.com.mx/5030/en-defensa-del-espectador-que-escribe/#comment-79) y la opinión me surgió casi sin remilgos. Acá la comparto porque, independientemente de la situación que la provocó, habla sobre ciertos aspectos de la crítica que me interesan y de refilón, vierto mi opinión sobre la obra "Reincidentes" de Alonso Ruizpalacios, la cual me pareció tan torpemente sosa que  en su momento no quise ni escribir al respecto. Atentamente: Antonio Mejía

Me parece que están confundiendo la gimnasia con la magnesia por varios puntos:
1.- Cualquiera puede escribir sus relatos y es válido, pero no cualquiera puede escribir crítica. Se habla aquí de una dramaturga y periodista, no de un espectador que escribe, porque además de saber de cierto que no a cualquier espectador que escribe se le publica, se supone que el crítico cuenta con ciertas herramientas y saberes y que tiene un rigor intelectual que no depende de subjetivaciones o estados emotivos sino de reglas muy concretas que si bien se expanden (concedo esto) no por eso deben perder su rigor científico. Asimismo el periodismo. Cualquier expresión artística está formada por una serie de elementos que pueden ser cuantificables, cualificables y que son irreductibles, a partir de allí se hace la crítica. El estilo del crítico es otra cosa.
2.- El crítico expone a través de sus saberes una lectura o traducción del trabajo del artista en pro del espectador; reducir o minimizarlo todo a la emoción, la autorreferencialidad egoísta o a tópicos tan desgastados como la censura para defender un trabajo mal realizado o que no concuerda con el espacio asignado es una falta de horizonte crítico. Si la reflexión y el análisis se delimita al sentimiento de compartir “algo íntimo” entonces no existe punto de discusión porque no hay discurso. Esto en gran medida ha ocasionado una serie de expresiones escénicas sin ningún valor estético pero que (para alguno) es meritorio de todo tipo de atenciones; y respecto a la crítica ha ocasionado su extinción. La realidad es que no a cualquiera se le ponderan sus miradas en un espacio dispuesto a la crítica.
3.- Como dije antes no se habla de un “espectador que escribe”, si así fuera no de tildarían de “vil censura” las muestras de desagrado a la crítica de una obra si bien es cierto que la voz popular no es ni debe ser determinante y que a veces se soslaya en algo o alguien. Sin embargo pasar por personal algo tan impersonal como una opinión en un espacio de esta naturaleza parece más un espaldarazo que una acción moderadora o precisamente crítica frente a un acontecimiento. Este tipo de reducciones de la complejidad genera que propuestas tan pedestres como la de “Reincidentes” tenga opción de situarse en el mismo nivel que producciones bien realizadas con más o menos escaparate. Si “cualquier apreciación o acercamiento de otro tipo está nublado por su experiencia”, es error de quien escribe, del texto crítico, porque si bien es cierto que todo pasa por las emociones, el oficio de escribir una opinión crítica (no hay más, es eso), debe -porque es su compromiso- ir más allá. De otra forma, cómo podemos valorar la opinión de Valeria y devaluar la opinión de quienes, con o sin razón, educada o groseramente, expresan su descuerdo.
Que te haya gustado o no “Reincidentes” depende de los horizontes críticos propios. Que sea una obra con o sin valor, depende de las características propias de la obra, de lo que propone en escena; y aquí asistimos a una obra cuyo único valor fu el del presupuesto que se le asignó.
4.- El crítico es un creador también, con su libertad de expresión y su libertad creativa y como tal tiene cierta responsabilidad frente a la obra, frente a la realidad y frente al otro. Decir que por esta libertad, se puede blindar todo trabajo elaborado, genera gethos y cofradías de artistas, críticos y curadores que en defensa de la libertad de expresión, son incapaces de expresar o recibir una opinión contraria, opuesta o distinta a la planificada o consentida.
Finalmente me parece muy peligroso poner a tan bajo costo conceptos como “censura”. Sobre todo cuando la situación de Valeria está en el nivel de las opiniones. Ahora que, si ella considera un ataque personal, desmedido y carnicero a su trabajo, qué mejor espacio para defender sus ideas.
Saludos.