EDITORIAL
Los motivos de la crítica teatral son muchos y
variados, desde la costumbre de la profesión hasta el íntimo gusto visceral por
desentrañar un acontecimiento presenciado. Quien manifiesta su crítica para “unos-otros”
toma el papel de “abogado del diablo”, porque intenta traducir el insondable, y a veces hasta inaprensible,
proceso creativo del artista. Aun cuando existen herramientas teóricas muy
concretas, toda traducción no deja de ser una re-interpretación que proviene
principalmente de la narrativa personal. Si la mirada es “especificísta” se
hunde en una sofisticación utilitaria propia de la apología cientificista, que somete
la sensibilidad creativa a los valores, criterios y fines de una ideología. Si
por el contrario, es precaria en cuanto a sus percepciones estéticas, puede transformar
cualquier elemento claramente expuesto, en un caos inconexo y fantasioso que propicia
una visión esotérica del objeto artístico y/o del arte. Una formulación crítica
a partir de criterios tendenciosos o tergiversados arroja a los individuos
hacia la enajenación, la ideologización o la deformación de los horizontes
personales.
La crítica teatral requiere de sustentar sus motivos
además de los puntos de vista acerca de un hecho escénico; asimismo, el crítico
debe hacer suya la Verdad y la ética del arte, la pasión del ethos del artista como “ser que a través de su autosacrificio ensancha la búsqueda del hombre de todo
aquello que es eterno, trascendente, divino –a menudo a pesar del estado
pecaminoso del mismo artista” (Esculpir
el tiempo, A. Tarkosky, p. 258). Por ello, si la “crítica profesional”
supone un compromiso con el lector, la crítica sobre escenificaciones de
estudiantes implica una responsabilidad mayor, dado que un comentario
descontextualizado o fuera de lugar puede anular o corromper la creatividad. Sin
faltar a la verdad, se deben tomar en cuenta diferentes elementos que explican
o dan razón de las virtudes y defectos, así como de los alcances de cada
trabajo, siempre con la finalidad de auxiliar a los estudiantes en su desarrollo
académico y proporcionarles argumentos que ensanchen sus horizontes hermenéuticos
a través de la posibilidad de la reflexión.
Como dicha labor no puede estar escindida del medio
que le da origen y sentido, en esta ocasión contamos con textos de dos
estudiantes, ambos cursando el octavo semestre de la Licenciatura en Literatura
Dramática Teatro, con especialidad en Dramaturgia: David Alberto Pérez López y
David Emmanuel Barrera Sánchez.
Nuestra intención es hacer hincapié en la necesidad de
promover la palabra de los noveles dramaturgos, quienes escasamente tienen la
oportunidad de mostrar públicamente sus trabajos y contar con opiniones honestas
que los apoyen en la afinación de su técnica y su voz personal como escritores,
sin prejuicios ni dictámenes arbitrarios o sin perseguir la reiteración de
modelos establecidos para perpetuar la devoción de nombres y “renombres”. Aun cuando
el CLDyT es tachado de contar con “demasiadas letras”, resulta insuficiente la
difusión de las generaciones de dramaturgos -cuyo campo es bastante amplio-, quienes
ante la falta de espacios de expresión, experimentación y libertad creativa,
caen en manos de asociaciones, escuelas, talleres, institutos o profesionales
cuya única finalidad es el onanismo del ego personal. Asimismo, esperamos promover
un diálogo entre la comunidad a través de la crítica teatral de los
espectáculos presentados en el Aula-Teatro Rodolfo
Usigli y en el Aula-Teatro Escenario del Auditorio Justo Sierra, del Área de Teatros del CLDyT, durante la Temporada Teatral de Primavera 2014: El
Polvo de Jimena Martínez Vázquez, Dirigida por Wendolyne Dolores Hernández
Robles (Miércoles 19:00 hrs). Inuk,
una aventura polar de Creación colectiva, Dirigida por Jorge Valdivia
Arriaga (Viernes 17:00 hrs). Y, Abdicaciones
de Gloria Arellano y Fernando Narváez, Dirigida por Gloria Arellano (Viernes 19:00 hrs).
También, buscamos apoyar el esfuerzo realizado por el
Maestro Lech Hellwig-Górzyński, quien cada año -desde que instituyó las
Temporadas teatrales en el CLDyT-, asiste a todos los espectáculos presentados
en Temporadas, TICAs y LAPEs. Lo nuestro es un intento por sustraer
a
estudiantes, egresados e incluso profesorado y administración, de la indiferencia con que se tratan las producciones del
Colegio y en general, lo que sucede en la vida académica del mismo.
Si
tomamos en cuenta que los comentarios críticos significativos sobre el quehacer
artístico en el Colegio, por parte de su comunidad, se diluyen entre críticas
destructivas, de pobre nivel intelectual o meramente emotivas, se hace evidente
que la marginación del medio académico y profesional en que se encuentra el
CLDyT es inicial y principalmente por un disminuido sentido de pertenencia; un
caso sintomático es la Gaceta UNAM en
cuya sección Agenda.unam, no se
difunden los espectáculos presentados en las Temporadas de Primavera y Otoño,
del Colegio Literatura Dramática y Teatro de la Facultad de Filosofía y Letras
de la UNAM; ausencia tan inexplicable como el silencio de las autoridades
correspondientes acerca del tema.
Finalmente, sólo nos
queda reiterar nuestro principal motivo: ayudar en la ampliación y profundización
de los horizontes académicos individuales de los aspirantes a profesionales del
teatro, sirviendo de apoyo en el desarrollo de la imaginación y la expresividad
escénicas, así como en el perfeccionamiento de su voz personal.
A
t e n
t a m
e n t e
Ciudad Universitaria
México, D. F., a 7 de mayo de 2014