martes, 14 de abril de 2015

CRÓNICA DE UNA CONVIVENCIA ANUNCIADA

Hoy se realizó la conferencia de Jorge Dubatti en el Centro Cultural Universitario, organizada por Teatro UNAM a cargo del Mtro. Singer, ocasión que compartí con la querida Anna Fierling, cuyo conocimiento en filosofía me intimida un poco, pero como es muy paciente, pudo soportar mis ignorancias. Fue un bonito día con una charla muy amena antes de la conferencia que me sacó de mi clásico aislamiento sociópata de lunes y hasta nos dieron boletos gratis para el teatro; conocimos a personas interesantes, una de las cuales nos llevó a un rápido y bello recorrido por los años 50´s, que frente a un grupo de tontos -de los cuales nos reímos- que en la fila hablaban de "Entrevista con el vampiro" y pensaban cuál de sus preguntas idiotas harían al final, hicieron que anheláramos esas épocas que no fueron doradas pero donde todo parecía menos líquido.

Pues bien, la charla de Dubatti giró en torno, prácticamente, a lo que se refiere en el video que de nuevo posteo. Esto para generar un Aula de espectadores promovida por Teatro UNAM como una actividad cultural para los amantes del teatro con ojo experimentado pero también para dotar de herramientas a aquellos que están interesados en las artes escénicas y que luego no saben desde dónde agarrar los espectáculos en esta pluralidad de poéticas personales. Propio de las chambonadas mexicanas, esta propuesta que es legitima, interesante y con mucho potencial, no tardará en tener éxito y por ende, en ser acaparada por los snobs, adoradores del lucimiento personal: "¡¡¡¡Es Dubatti!!!!". No soy malinchista ni pesimista ni arenoso, pero todos sabemos que la comunidad universitaria responde a las modas, los renombres y lo popular antes que a lo que podría ser significativo para el crecimiento personal en torno a las necesidades de una comunidad (prueba de ello es que esa misma comunidad teatrera no sólo ignora sino desprecia las producciones independientes, los discursos y las poéticas de sus egresados, las que valen la pena, claro).

Respecto a esto, recordé que hace ya varios meses Vera Milarka​ organizó un taller de crítica teatral llamado "Los significantes de la puesta en escena", con una dinámica por demás interesante que nos dotó, a quienes asistimos con seriedad, de herramientas técnicas y discursivas que siguen y presiento que seguirán siendo significativas, sobre todo por la información tan reciente acerca de las nuevas tendencias de las artes escénicas y por la perspectiva de romper con lo prejuicios estéticos y darse a la tarea, como buen espectador, de involucrarse en el acontecimiento, ya sea teatro clásico, tradicional, performance o cualesquiera. En ese taller, antes de involucrarse en la crítica teatral como tal, reflexionamos acerca de nuestra posición como espectadores que espectan (que podría parecer un pleonasmo pero no lo es) y eso nos condujo a organizar nuestros pensamientos críticos de manera lógica, sustentada y sobre todo creativa, sin romper con las normas propias del género. También me recordó los textos de la Mtra. Paloma López Medina Ávalos y su recorrido por el laberinto estético del teatro mexicano, especialmente su tésis de Doctorado y el artículo "Elena Garro y Juan Soriano: la búsqueda poética del quehacer teatral” (en Investigación Teatral no. 8, julio- diciembre 2005.); y finalmente a la Mtra. Cecilia Farías Calderón y su investigación acerca de la meta-teatralidad.
En la charla de hoy, una tonta preguntaba si resultaría bien el "Aula de espectadores" porque -según ella- en México no se había hecho nada así; inmediatamente se le dieron varios ejemplos de propuestas parecidas y eso me dejó pensando en los tres ejemplos que antes he mencionado de estas  Mujeres de teatro (que tengo el gusto de conocer en persona) y en el trabajo que han venido realizando desde siempre (y aquí pueden entrar todos aquellas personas que conozco y que día a día se mueren en la raya realizando su trabajo artístico o intelectual sin ningún tipo de reconocimiento y a pesar de las dificultades personales, emotivas, propias del trabajo, económicas, etc., pero hoy me delimito al asunto tratado).

Hasta aquí mi crónica/reflexión sobre este día. Concluyo que si bien las virtudes de la propuesta y los planteamientos de Dubatti son innegables, no hay intelectual ni herramientas del saber que pueda enseñar a apreciar el valor de un espectáculo, artistas o persona, si antes no nos liberamos de la mezquindad de la apariencia y de las actitudes convenencieras y/o de mero lucimiento personal.
Buenas noches amigos y enemigos.

https://youtu.be/UQfwvdLvZlQ

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