lunes, 21 de septiembre de 2015

SIMULACRO DE IDILIO


Pues que me voy a ver "Simulacro de idilio" de David Gaitán. Está obra cuenta las vicisitudes de un profesor de preparatoria que a decir del programa de mano "respeta a rajatabla los códigos morales que la sociedad en que vive ha establecido." Y el conflicto aparece cuando para obtener su bienestar laboral, familiar y -en fin- social, tiene que "corromperse". Muy al estilo -o al menos lo intenta- de "A serious man" de los hermanos Cohen.

Para decirlo de una vez, se trata de una comedia de enredos ligera, moralizante en su discurso contra los convencionalismos sociales. Y hasta eso me pareció divertida... aceptable; pero ¡oh destino!, resulta que luego vi a Mapy Cortes y Don Pedro Armendariz en "La guerra de los pasteles" de Emilio Gómez Muriel y los créditos de la obra comenzaron a desmoronarse :( Habría que decir que está bien actuada, que la utilización de los elementos técnicos que construyen los "apartes" en la acción están bien utilizados; y que en general se mantiene el ritmo y el tono a pesar del final y del indeciso diseño de iluminación. Tiene momentos bien logrados como comedia ligera, especialmente porque Harif Ovalle explota al Máximo su -según he visto- pequeño pero bien trabajado registro como actor (si fuera conocido mío le insistiría en que creara un personaje estilo Mr. Bing y llenara ese vacío en la tv mexicana, creo que podría lograrlo sin complicaciones). 


Aunque por momentos la utilización de los objetos escénicos para redondear la acción se me hizo innecesario y el diseño escénico es como de teatro de universitarios, considero que no estorba ni demerita como en otros casos. Lo preocupante fue ver que no se llenó ni la mitad del aforo aun cuando muchas eran cortesías y por la misma razón que en la mayoría del teatro independiente: no cuentan con un personaje mediático o de moda. El problema de la obra es que el final se vuelve panfletario al dividir el mundo en dos tipos de personas y juzgar a unos para ennoblecer al otro, traicionando así el sentido de la comedia. Pero qué se le va a hacer, como diría el filósofo ¡Oh tiempos, oh costumbres!

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