jueves, 2 de marzo de 2017

ELLE, NO ES UNA PELÍCULA FEMINISTA

ELLE es un gran ejemplo de cómo se actualiza un arquetipo en el arte. Es un filme muy interesante que tiene dos planteamientos: la anécdota superficial de una víctima de sus errores de carácter: intensa, bien contada, asimilable para todo el público; y, la trama subterránea, de la femme fatale, de la bruja que se convertirá en diosa, que es donde se encuentra el tema: arquetípico, poderoso, realizado con exactitud; que se percibe en ciertos detalles a lo largo de la anécdota superficial y que, definitivamente, no será del todo asimilable para el público en general. Hay dos tipos de mujer empoderada: las que buscan el poder de los hombres y las que buscan ser el poder al que aspiran los hombres; la protagonista de esta película pertenece a la segunda categoría. No se trata de una mujer que quiere vivir, experimentar la pasión y hallar su deseo, sino que ella es deseo, es la representación de la pasión por la vida, cuando ésta vida ha sido traicionada por las premisas del hombre. Así, muestran a una mujer que se ha convertido en castradora, pero no por ideologías de género, sino por vitalidad e instinto, cuyo deseo ha sido extrapolado y se encuentra más allá de los principios morales; sin embargo, no cancela aquellas virtudes del placer y la masculinidad que alimentan su tránsito por el mundo. Es la muestra de la feminidad autónoma e inusual, cuya vocación y talentos son puestos al servicio de un fin perverso alejado de conceptos reduccionistas. ELLE es una Medea que deambula por la ciudad buscando alguien a su medida, pero allí únicamente los dioses.

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