martes, 26 de mayo de 2020

National Theatre of London vs Los Endebles: una metáfora

La calidad puede ser accesible, mientras que la charlatanería siempre es costosa


El National Theatre de Londres abre al público su puesta en escena de Un tranvía llamado deseo, con la reconocida actriz Gillian Anderson como Blanche DuBoise. Es bien sabido que en países con una amplía tradición teatral sí se sabe grabar teatro con la sensibilidad y habilidad necesaria, en la medida en que este arte lo permite. Para el Reino Unido se solicita que, si así lo desean, el público puede donar 10 ó 20 Libras, medida tomada a causa de la pandemia de coronavirus. Sin embargo, en estos días, cualquiera puede ver este clásico, protagonizado por esta gran actriz contemporánea, a cargo de uno de las mejores Compañías del mundo.


Por su parte, en Mexico, la compañía Lo endebles A. C. (¿Quién?), cobra $200 para entrar en su transmisión de Beautiful Julia, obra Intrascendente de una persona intrascendente, con quién sabe quien protagonizando. Es hilarante.
Algún desorientado podrá decir que se trata de casos distintos y que, a diferencia de lo que sucede en México, el National Theatre Live tiene la infraestructura organizacional, estatal y tradicional para permitirse hacer lo que hace, aun sin pandemia puesto que había liberado la obra Frankestein Protagonizada por Benedict Cumberbacht, y anteriormente Coriolanus con Tom Hiddlestony, además de muchas otras más pues de eso va el proyecto, que así como se puede asistir a los cines para ver ópera, el público pueda asistir a los cines a ver buen teatro, grabado con la más alta calidad.
Como  queda claro, están a años luz de nuestra abortada industria teatral y de los mil monos con mil máquinas de escribir que son los artistoides que, dándoselas de cultos, terminan convirtiéndolo todo en teatro comercial y tienen dominado aquello que podríamos llamar: el medio teatral mexicano.
Lo que se deja de lado, son los esfuerzos dentro y fuera de la escena, dentro y en lo que circunda al quehacer teatral, que el National Theatre ha tenido que realizar para llegar a tal grado de complejidad cultural, artística, de cálida en la producción y, asimismo, de alcance en todos los sentidos.
En México, compañías como Los Endebles e instituciones como Teatro UNAM, son incapaces por mezquindad o falta de imaginación, de poner teatro de calidad al alcance del público teniendo como recompensa una donación (lo cual me parece válido). En cambio, se les extorsiona, se les niega el acceso a la cultura y, luego, se sorprenden cuando las personas prefieren ver T.V. o ir al cine antes que al teatro “culto”. Los cobardes dirán que no es tan fácil, qué hay muchas cosas que ajustar, qué hay mucho papeleo previo, pero la verdad es que se trata mayormente de falta de voluntad.
Por otra parte, los arribistas y mediocres siguen sólo abriendo espacios para arribistas y mediocres, con tal de mantener ciertas cofradías donde lo que importa no es la calidad o la trascendencia sino la autocomplacencia ególatra; y así, mientras ellos tienen el descaro de exigirle dádivas al gobierno que dicen que detestan, para hacer algo que dicen que está rebasado, o sea teatro,  con el único fin de seguir viviendo como “artistas”, aplaudiéndose unos a otros y tener fama y ganar dinero cobrando 200 pesos por trabajos completamente desdeñables, así, los mediocres apoyando a los confundidos y los mediocres, le han dado la espalda al público, el de verdad, y han ido enterrado a la industria a tal grado que, frente a los sucesos extraordinarios de la realidad se presentan en quiebra, insostenibles y apabullados e indolentes.
Pienso que si el mejor teatro del mundo, puede dar acceso gratuito a todo el mundo a una de las mejores obras de teatro de la historia, de uno de los mejores dramaturgos de la historia, protagonizada por una de las mejores actrices contemporáneas, aquí, nosotros, podríamos hacer un esfuerzo. Y no hablo de los artistas de a pie, de las compañías que realmente sufren con este paro de actividad, puesto que muchas de ellas, en un afán creativo, han dado acceso a sus trabajos para dar opciones de esparcimiento y cultura a las millones de personas que, encerrados en sus casa, pudieran padecer el hacinamiento.
Hay que darse cuenta que no se trata más que de la simple verdad del arte.



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